sábado, octubre 08, 2011

Por si acaso.

19 de Septiembre del 2009.


Eran la 1:37am cuando observe desde mi camilla, que a unos cuantos metros, A, se había quedado totalmente dormido en ese sofá de vinil. Yo tenía horas sin apartar mi vista del monitor que colgaba en la pared  frente a mi, la vida estaba ahí, monitoreada, pequeña y vestida de  rosa ; tenía que cuidar cada movimiento., la enfermera de cuneros, me odio esa noche a causa de las inumerables llamadas que provinieron de mi habitación. Pero, ya eran la 1:37am y yo no había probado bocado alguno desde las 9:00am, hora en la que me abrieron con una cirugía estética horizontal para que con el tiempo, no quedara una fea cicatriz en mi vientre. Tenía hambre y durante todo el día, todos estuvieron comiendo frente a mi, unos deliciosos Coricos que había llevado uno de los tíos abuelos de Camila, pariente directo de A. (Un genio matemático con gran ocurrencia, como la mayoría de la gente de su familia). A, seguía con los ojos cerrados y no había nadie más, ni enfermeras, ni más parientes., ni de el, ni míos, ni mi madre, ni los médicos con sus indicaciones claras de ayuno.
Esos instantes no se desaprovechan, "siempre he sido olvidadiza pero no cobarde" pensé. Fue entonces que lo hice... Después de un gran esfuerzo logre levantarme de la camilla, descalza, semidesnuda y llenita toda de anestesia, logre avanzar pequeños pasos hacia mi meta: Los coricos del tío C.
 Eran la 1:55 de la madrugada, no se me va a olvidar, lo juro. Que a esa hora, por atrevida y tragona, estaba tendida en el suelo, boca arriba, con los coricos en las manos, matándome de la risa, gracias a esa gran caída efecto del exceso de anestesia en mis piernas como en el resto del cuerpo. A, como buen médico, estaba horrorizado, yo reía feliz y le decía con la boca llena: Tenía hambre...

Hay instantes que nunca se olvidan, aun pa esta desmemoriada y por si acaso, aquí queda.

martes, octubre 04, 2011

-Cuál es el destino? marinero...-
El viento, soplaba a todas partes.
-El timón no obedece a los cobardes.- respondió.-...Para encontrarse, Pelayo! hay que aprender primero a perderse.

Hindue blues - Kevin Johansen