Los sillones, la mesa,esas sillas roídas
y el escritorio que había comprado de oferta .
Te llevaron a ti,
te llevaron cargando,
ibas dormido, ibas comiendo.
Yo, escribo desde el piso,
esperando que traspasen la puerta.
Aletea con ganas el silencio.
Y por allá, al fondo,
los pasos de mi hija me avisan que alguien se acerca.
El vacío y la apertura,
son amantes, corazón.
2 comentarios:
Cada mal día supone un capítulo más en la historia de nuestra vida y una lección que nos ayuda a crecer. No te dejes desanimar por estos días. Aprende de ellos, y sigue adelante.
Animo...
una habitacion que llevas a todos lados musa, jamas vacia y nos has dejado entrar con tu escritura.....
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