jueves, febrero 11, 2010

A quien le dan pan que llore.

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   Toma tiempo verle sentadita a lado de tanta gente, todas juntas en esas hileras paralelas, galerones donde abundan toda clase de pensamientos. -“pende...” – alcanzas a susurrar, te leo los labios, saurina nunca he sido y ganas no me han faltado. Es por eso que te observo, y te leo; a unas cuantas personas de distancia, una vouyerista en potencia saca un picadientes de madera y explota una que otra línea de gente gris, lineal, tu sabes de quienes hablo, de tus ahora vecinos, con quienes compartes una habitación plateada que se desliza a velocidad.

   Existe una comunidad de nervios atormentados en su cuero cabelludo gracias a esa peluca castaña, torpemente lo disimula al llevarse la mano izquierda mientras se rasca por detrás de la oreja. Un niño alcanza a verla, pero ella se distrae con una fotografía tamaño infantil que encontró tirada en el suelo, es una pequeña de aproximadamente 8 años de edad, la sostiene y le da la vuelta -María…- lee en voz baja, (sonríe quedito). -"Tal vez te hice un favor anoche escuincla” – piensa, mientras se levanta y da unos pasos a la puerta de salida, se jala la media y le guiña el ojo al pequeño de a lado que la observaba minutos antes. Sale del vagón al detenerse por completo el metro, mientras piensa en el desayuno de esa mañana. María sigue viajando, pero esta vez debajo del trasero de la “Doña Juana”, si, la señora a la cual su marido, ese señor de 57 años al cual desde hace tiempo no se le para...-“Si se le para… pero me deja con ganas porque dura poquito…”- La siempre sonriente Juana viaja esta vez con la boca cerrada. Juana vende pan aquí y en su casa. Y ahora, sobre sus piernas, posa una canasta mediana llenita toda de pan dulce:



-"¡PRUÉBEMELO!...¡doonas!, ¡conchaaas!, ¡cuernooooos!”-  grita.


  Camina con el pan en la mano. Camina salerosa Juanita, mientras la fotografía de la pequeña María cuelga aún de una de sus nalgas azucaradas.


jueves, febrero 04, 2010


Las 11:09 y los niños el parque despejaron. Las 11 y no llueve como ayer. Las 11 y yo sentada aqui con un café mal preparado. Las 11 y Mila y sus grandes ojos expresivos se apagan en su cuna. Las 11 y A no llega aún. Las 11 y Yaqui orina otro rincón de la casa. Las 11, las 12, las 13...  horas pa mis ya 30 años.



Las 11:10 y saco la carne del congelador.

Hindue blues - Kevin Johansen