Tenía razón mi amiga Amanda "los muñecos también se mueven, te tocan y murmuran entre ellos por las noches" -me decía-, mientras su hermano menor se probaba uno de sus tantos vestidos color pastel.
Desesperada sacaba de su bolsa amarilla una pequeña concha de mar
- Toma, esto es para que lo uses cuando los muñecos murmuren y quieras irte a otro lugar-
Esa noche llegué a mi casa y mientras dormía, esperaba a que todos los muñecos que colgaban de la pared de mi cuarto hablaran entre ellos, nunca pasó, pero esa noche descubrí que la cobija que me cubria se podía convertir en una pared de acero. Y desde entonces duermo con la cabeza bajo las sábanas.
Para un niño, un fin de semana es tan grande como la semana entera hasta que sale el sol de lunes.
Y el kinder no es lo mismo si Amanda no llega... Ya no era un fin de semana, ya era en sí la semana entera y para mí era tan grande como un año.
Y llego a mi casa y los muñecos siguen sin moverse
estoy furiosa...
¡¿Cómo me mintió, sabiendo que no podria dormir?!
¡¿porque no aparece?!
¡¿Que ya no quiere ser mi amiga?!
Llego hasta la puerta de su casa, toco y no abre nadie, insito hasta que escucho que alguien se acerca...
-¿Por que sigues trayendo puesto el vestido de tu hermana?,¿ dónde esta Amanda?- le pregunto
- Se durmió mientras el muñeco jugaba a dormirse sobre ella -
Al día siguiente asistí a su funeral y mientras todos lloraban yo ponia la conchita sobre mi oreja y magicamente me transportaba al lugar donde estaba ella, un lugar arenoso, con mucha agua y con muchas olas para jugar.
PaO
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