viernes, febrero 18, 2005

Una melancólica pa`un Colérico porfavor.

Cosas que le pasan a uno cuando se deja de ser niño...






Con trapo en mano, una cubeta de agua, y los pantalones remangados intentaba la tarde de ayer dejar limpio el tsurunguis. Mi hermana socializaba con los nuevos vecinos que también se encontraban afuera de su casa. Me daba gusto verla reir a carcajadas con la joven pareja. Pero lo que me causo mayor gusto, fue que a los veinte minutos ya tenían una llelera en la banqueta y musiquita de fondo… creo que todo va bien –pensé-

También pensé en sacar a los perros (entre los cuales se encuentran los dos cachorritos que me quedan por regalar) a la calle para que se distrajeran mientras terminaba de lavar el tsuru . Lo hice, y continué lavando el auto sin darme cuenta que a dos casas de distancia había alguien mas haciendo lo mismo, lavaba su auto pero a chorros de manguerasos . Muy derechito con pantalón de vestir desde la banqueta sostenía la manguera.
¡Ve este vatooo! –pensé- , y recordé que días atrás mi hermana me había comentado sobre él: “¡Es reeemamón! Nunca saluda a nadie, ni va a las juntas de vecinos, bla bla bla bla…”

Y de un sopetón, un ladrido me despierta de mis divagaciones mentales, cuando en eso veo a mi perro molestando al vecino, mientras tanto él, se encontraba batallando tratando de quitarle la manguera del hocico.

“¡Gordo!... ¡Gordo! ¡Gordo!” – Avergonzada le gritaba a mi perro (el cual salió corriendo).

Con miedo y a paso lento decidí acercarme a ofrecer una disculpa:

“Disculpe a mi perro por favor, a el le gusta jugar pesado cuando ve que se está tirando el agua, pero por favorcito no se enoje, le aseguro que no lo iba a morder…”

Esperaba yo un desplante o una grosería de parte del “vecino gruñón”, que para ser gruñón estaba muy joven ( unos 27-28 años ). Pero después de varios segundos sin hacer Él gesto alguno, y sintiéndome extraña estando yo parada frente a él, fuí testigo de que el gruñón, sin decir nada, sonriera… (cosa que me cayó de sorpresa y llamó mi atención al instante ), se empezó a sentir en el ambiente una ligera atracción mutua , los ojos a él le comenzaron a brillar y no quiero ni imaginar como estaban los mios.

Los líquidos del cuerpo empezaron a moverse aceleradamente, mientras mi lengua se encontraba empapada de saliva. Y es así como se cumple la sabia “teoría de los temperamentos”, la cual dice que según el funcionamiento de ciertos líquidos de nuestro organismo influye en nuestra personalidad. Existen cuatro temperamentos: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático. En sí, todos somos una mezcla de los cuatro temperamentos, pero siempre va a existir uno que te caracterizé más, en mi caso, es el melancólico, y como dice mi maestro sen- sei osease mi Pa`: “por ser tan diferentes las cuatro personalidades, se atraen unos extremos con otros, por ejemplo: a la persona flemática, que es tranquila, seria, lenta, que piensa bastante las cosas antes de hacerlas, les atrae bastante los sanguíneos, es decir... polos opuestos.”

“Una melancólica para un Colérico”…
¡Vaya situación!. Nos despedimos viéndonos como tontos, ni siquiera nos dijimos los nombres, dí media vuelta y empecé a caminar de regreso a mi auto cuando de repente a lo lejos se escuchó…

“¡Papá! Te habla mi mami.”


Chale…



3 comentarios:

Alvaro Rolando dijo...

Hola, hace un buen rato que leo tu blog y me parece muy chevere, escribes muy bien y la verdad tus historias se me hacen entretenidisimas, espero que termines en algo con tu colérico.
Saludos

Sir_Lancelott dijo...

ouch!

Saludos

meeerol dijo...

Que mala pata...tu perro debio moder a otro...su técnica de seleccion no está depurada..jeje

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